El ser humano siempre ha estado sujeto a la evolución en todos los aspectos de su vida, ya sean sociales, emocionales o tecnológicos. Antes, se comía cuando se podía y lo que se podía. Sin embargo, esta necesidad de nutrirse ha evolucionado hacia otra necesidad más relacionada con el ámbito social. Los modales en la mesa son uno de los mayores indicadores de educación. Siempre que se desea reunirse y hacer a alguien partícipe de tu felicidad, se suele recurrir a una comida, una cena o una merienda.
También la tecnología ha sufrido cambios a lo largo de la historia. Pero, si seguimos su evolución, muchos esfuerzos se han hecho para unir personas, el telégrafo, la radio, el teléfono, la televisión, el e-mail y, recientemente, las redes sociales.
La ropa también tiene connotaciones sociales bastante apreciables en muchos casos. Con esto quiero decir que todo ha evolucionado paralelamente y conforme se hacían avances en el conocimiento del mundo, avanzaba la concepción de nosotros mismos y los lazos entre nosotros se volvían más complejos. Todos estos cambios han influido en la forma en que nos relacionamos y, a pesar de toda esta complejidad y cantidad de opciones, hemos llegado a una sociedad más homogénea que nunca. Los modelos de ropa son los que hay y no será raro que te encuentres con alguno que lleve tu mismo atuendo o que tenga justo el mismo móvil que tu. La verdad, no me sorprende el número de subculturas que han surgido en un intento de dar riqueza y variedad a lo que es de todos y de nadie.
Esta es la sociedad donde se impone pensar libremente y se critica al "raro", un aspecto en el que tal vez nuestra evolución haya fallado.
·Tipo de texto: Opinión
·Nombre del autor: Mikel Cabodevilla
- Muchas gracias a Mikel Cabodevilla por este texto, recordamos a los lectores que pueden opinar con educación y respeto.
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