martes, 29 de octubre de 2013

El Nombre de la Rosa

El pasado viernes 18 de octubre fuimos a ver el estreno de la obra teatral El Nombre de la Rosa. Una adaptación de la novela de misterio del escritor italiano Umberto Eco.

Lo que más me llamó la atención de la obra fue la ambientación. Ambientar una obra de teatro es mucho más difícil que ambientar una película ya que no puedes introducir por ordenador paisajes majestuosos o efectos digitales propios del séptimo arte. Sin embargo, pese a las limitaciones del teatro, el director Garbi Losada nos transporta a la edad media gracias a la excelente ambientación y a la gran actuación de los actores. El decorado era sencillo pero original. Una gran pieza móvil que se desplegaba una y otra vez ofreciendo un sinfín de posibilidades. Gracias a esto se podía diferenciar fácilmente cuándo la acción cambiaba de escenario y en qué parte del monasterio estaban los personajes. Éste biombo gigante daba la posibilidad de que los personajes se espiaran entre ellos sin verse pero de manera que nosotros los viéramos, cosa que sin este estupendo decorado habría sido poco más que imposible. Lógicamente la actuación de los personajes también ayudó a éste ambientación. Tanto el código verbal como el no verbal nos hacían ver a qué clase social pertenecía cada personaje. Con solo ver el solemne y pausado caminar o la forma culta y distante de hablar, uno podía adivinar que se trataba de un personaje más distinguido que los demás. En concreto el abad.

En el teatro, más importante que saberse bien el texto, (si no te lo sabes te puedes olvidar de hacer un teatro) es saber meterse en el personaje. Hablar como él habla, caminar como él camina… Si quieres que tu obra tenga algo de especial tienes que hacer creer al espectador que no está viendo a unos actores haciendo de monjes o de los que sea, sino que el espectador tiene que creer por un rato que los tíos que hay en el escenario son monjes de verdad, y que lo que dicen no es un texto que se han aprendido sino que es lo que de verdad piensan y sienten. Si logras esto, tienes el éxito garantizado.

Como conclusión diré que la obra me ha gustado bastante. A diferencia de algunos compañeros yo no había visto la película, por lo que iba a ciegas. Cuando me contaron de qué iba, me esperé un tostón, pero me ha sorprendido.
Javier Mina

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