El pasado
viernes 18 de Octubre, tuvo lugar la representación teatral de la obra El
nombre de la rosa de Umberto Eco en
el Teatro Gayarre de Pamplona. Pese a
que el público era en su mayoría jóvenes y que la obra sería mejor apreciada
por un público más adulto, la gran parte de los espectadores salieron del
teatro con alta satisfacción.
Quien haya
leído dicha obra o incluso quién haya visto la película, se habrá fijado que su trama no destaca por su
acción o por su gran sentido del humor, si no que más bien llama la atención
por la intriga que provoca que el receptor se mantenga entretenido durante toda
la obra. Garbi Losada, director de la
obra teatral, lleva con éxito este hecho al escenario.
No era menos
de esperar con el gran reparto de actores que poseía. Juan José Ballesta,
interpretando a Adso de Melk, y Karra
Elejalde, en el papel de Guillermo de Baskerville realizaron un increíble trabajo
como protagonistas. No solo consiguieron que las dos horas de duración de la obra
se hicieran amenas si no que consiguieron que por un momento nos pusiéramos en
el papel de sus personajes y nos viéramos envueltos por sus sentimientos,
emociones y miedos. Otros como David Gutiérrez y Koldo Lodosa en los papeles del
Abad Abbone y Salvatore respectivamente, pasaron más desapercibidos aunque hay
que decir que todos hicieron un papel increíble.
También cabe
destacar el decorado. Pese a que esencialmente consistía durante toda la obra
en el mismo panel con forma de libro, la capacidad de este para girar, cambiar
de posición e incluso de convertirse en una biblioteca y sumado al gran trabajo
realizado por el equipo de iluminación con los focos y luces, lograron que el
espectador no fuera capaz de apartar los ojos del tablado. Además con su
simpleza consiguió que los asistentes lleváramos nuestra mente más allá de la
sala y recurriéramos a nuestra imaginación.
Con todo esto,
no se puede hacer menos que felicitar tanto a los actores, como al director y a
todo el equipo de producción, adaptación y decorado por su gran labor y por
hacer que esta obra, escrita originalmente en el siglo XIV, no quede en el olvido.
Cristina Fresán.
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