martes, 29 de octubre de 2013

El nombre de rosa


El nombre de la rosa

El pasado viernes 18 de octubre, en el teatro Gayarre y ante un público bastante peculiar, como  es el alumnado, se produjo el estreno en exclusiva de la obra teatral El nombre de la Rosa, que se pondría en escena para todo el público ese mismo día por la tarde. La obra, escrita por el italiano Umberto Eco, fue interpretada por un conjunto de actores provinciales y varios actores importantes a nivel nacional, y dirigida magistralmente por el director Garbi Losada.

Extrapolando las intenciones que tuvo el autor al escribir la obra, nos pudimos dar cuenta del poder que la Iglesia tiene y ha tenido durante toda la historia, manejando como títeres a las personas a través de la Institución de la Inquisición, que tanto daño hizo en nuestro país, reprimiendo el saber y la cultura de la época y sembrando el terror en toda Europa. Estas afirmaciones se pueden argumentar fácilmente con momentos de la obra. En un primero momento se observa, en el juicio por las muertes de los franciscanos, una sumisión total hacia la Inquisición por miedo a ser quemados en la hoguera, por lo que se apoyaba todo lo que esta institución decía.

En un segundo momento, Umberto  Eco nos deja también con la duda de la existencia o no de un libro referente a una comedia que habría sido escrita por el filósofo griego Aristóteles. Sobre este libro se monta una segunda trama íntimamente relacionada con las muertes, ya que son Guillermo de Baskerville y su novicio los encargados de hallar el lugar donde está escondido, además de averiguar quién es la persona que está matando franciscanos en la abadía. Resulta una gran coincidencia,  que la pluma del autor provocó, el que la causa de las muertes fuera, precisamente,  el objeto que, con tanta ansia, buscaba el moje Guillermo de Baskerville y su novicio, y que era el escrito aristotélico.

Toda la obra en conjunto, acentuando la labor de los actores, acercaron al espectador  una época oscura para la Iglesia que, a través de la Inquisición, controlaba  con puño de hierro  todos los aspectos de la sociedad, así como  las disputas que había entre franciscanos y el Papa.

Por último, señalar que los actores, con sus brillantes interpretaciones, consiguieron sacar más de una carcajada a los espectadores y que las casi  dos horas que duraba la obra  se hicieran más amenas.


Julen Montilla

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